coche oficial

Te vi pasar esta tarde amigo y apenas te reconocí a través de los cristales tintados del coche oficial. No te descubrí a la primera, me dejó pensando el primer vistazo, pero estabas tapado por la sombrade tu chofer, de tu guardaespaldas; y me resultó dificil identificar tu sonrisa, enlazar esta siniestra, fria, burocrática mueca, conectarla con la de aquel compañero de andanzas que escamoteaba clases para jugar al mus en el bar de la facultad, y entre amagos, ordagos, chicas y grandes, tramar planes, urdir estrategias para arreglar el mundo, librarlo de las garras del capitalismo feroz, del egoismo atroz. Complicado rescatar tu imagen de entonces, la de aquel melenas que como henry chinasky siempre andaba peleando a la contra en las aulas dormidas por el posfranquismo donde todo estaba bien por que lo anterior estaba peor, y nadie se movía, y nadie hacía nada. Dificil enlazar aquel con este ordenado ejemplo de burocrata de la junta, etiquetado de tiburón, traficante de favores y de emolumentos, vestido de persona importante
sin vaqueros rotos; tras un coche oficial importante reluciente e inmenso; adornado por un aire importante al menos reflejado por los gemelos brillantes de tu camisa.

Y hubo un momento en que solo habia un paso entre tu y yo, pero un dia pusiste la mano donde yo no quise y entonces te compraron, y necesitaste de todo eso que ahora te rodea para sentirte importante al menos... para sentirte.

Hoy te contemplo con mi barba a medio afeitar, con el aliento de la incertidumbre en el rostro, con la fragilidad economica que nos azota en los bolsillos, y no me da envidia, por que a veces me rio de todo y escribo, en un blog que casi nadie lee, pero que son suficientes para que siga haciendolo, para que siga dando mi opinión sobre cosas de las que tu te olvidaste hace demasiado tiempo.