en la playa termina el mar o comienza

he sobrevivido a la locura
a una noche de lluvia
arropado por la soledad absoluta
a tus besos
he sobrevivido a dunas de cocaina
a festivales hedonistas
recibiendo orgasmos gratuitos
a tu mirada
he sobrevivido a la rebeldía
a una juventud utópica
desarraigada de todo
a tus caricias
he sobrevivido a la muerte
a una paliza en un lugubre callejón
al odio de dos desconocidos
a tus promesas
he sobrevivido a mi mismo
a un trabajo gris
la nada del desanimo
a tu pelo en mi espalda
he sobrevivido a una ninfómana
a una estatua de escarcha
a la indiferencia de ella
y a ti
sobreviviré
...
qué esperabas?

obvio

derramados sobre la alfombra
los ultimos tragos de absenta
palabras ludicas en tu oido
las yemas de los dedos
son llaves que abren puertas
los suspiros entre tu pelo
arietes contra tus fingidas defensas
sométete a mi voluntad
para que haga realidad
tus deseos
follemos
como dios manda
y no me digas que es la primera cita
que mejor vuelva mañana
seamos originales
escribamos nuestro propio guión
ya hay demasiadas versiones
de peliculas malas

dime

dime cuando decidiste
enconder nuestros planes
en el cajón del mueble
dime cuando
decidiste abandonar los sueños
en el sotano lúgubre
dime
desde cuando me dejaste
pintando sola
oleos futuros bajo la lluvia
sobre lienzos de azucar

maria

conocí a papá a los ocho años
antes vivía con nosotros otro señor
usaba su mismo traje y corbatas
pero no era él
llevaba las camisas sucias
manchas rojas
con olor a vino
igual que su aliento
cuando me hablaba
yo me quedaba lejos
desconfiaba,
gritaba, como cuando llegaba
por la noche
mamá siempre sonreía
hasta que el señor que ocupaba
el traje de mi padre
llegaba a casa
con la corbata en la mano
la camisa por fuera
y una mancha de pis
como los niños chicos
de mi cole
mamá siempre era cariñosa
hasta que la llave
chocaba varias veces
contra la madera de la puerta
entonces se ponía seria
y yo me iba al cuarto
siempre hablaba a gritos,
mamá callaba,
golpeaba las puertas
las paredes
los hierros de la cama
a veces dormía
y esos ruidos me molestaban
por eso tenía siempre
las zapatillas puestas
para salir corriendo
a casa de pepa
ella era buena
y podía seguir durmiendo
allí, tranquila
escuchando a lo lejos los golpes
pero no importaba
el marido de pepa
tenía uniforme
y siempre estaría segura
al menos eso me decían
pero un día mi padre llegó a casa
si, fue una sorpresa
nadie me avisó
vi a mamá tirar las botellas
el señor malo desapareció
tres dias sin saber nada
entonces mi papá volvió
aunque callaba, pensaba
miraba por la ventana
y se agachaba
una mañana me habló
sentada en sus piernas
me acariciaba
no olía a vino
no apestaba a humo
el hombre malo se había ido
y en su lugar estaba mi padre
que me besaba
y lloraba
mi madre también lloraba
pero sonreían
y cuando al acostarme
mi papá me arropó
le preguntó a mi madre
esta niña? por que duerme
con las zapatillas puestas?
ella le explico
que era para huir del hombre malo
el lloró mientras me abrazaba
y me prometió que ese señor
jamás pisaría la casa

rakel

una mirada fugaz
se desliza indiferente
o eso pretende parecer,
distraes la atención
a este lado
y sonríes
percibiendo que te observo
y que me gusta
participo de tu juego
me mantengo
ante el brillo de tus ojos
te acaricio con los mios
segundos eternos
tiernos, me levanto
dirigiendome hacia ti
sin desviar la vista
ni un momento
de tus pupilas
camino firme, te sonrojas
tiemblas, depositas la mirada
y entonces despliego
una maliciosa mueca
lanzo un guiño
y giro bruscamente
hacia la barra
fue como besar tu cuello
rozarlo y despedirme
antes de morderte
fue un principìo
un titulo a esta historia
que comenzamos aquel dia,
recuerdas?

sira

aguardo en silencio
a que se agote el ruido
de los ecos, tu presencia
la voz que respira
palabras envenenadas
agazapada en mi interior
buscando cuchillas
con que sesgar la incoherencia
pero no hayo coartadas
solo caminos de ida
a la nada, a la locura
inverosimil de tu partida

foto.- sira

ayer

predico vasos sin agua a medianoche
epistolas escritas con la indigencia
leelas a oscuras en el rincon audaz
donde nadie pueda corroborar los hechos
aplaude con esquivas miradas
sagaz en la prudencia, vil en el trato
en braille sobre la piel grabé el relato

el pueblo

atardeceres de septiembre en la llanura
inmensos rosas adornan las nubes
la mancha es una marea de vides
salpicando el aburrimiento sobre la cal
de paredes de tierra y piedra amontonada
viejas sentadas a la puerta en sillas
minusculas para los generosos traseros
de madera, mimbre y esparto
pobres de pintura y de conversación
salvo el repaso solemne al sermón
y la retahila de criticas al vecindario
da la fulanita y menganita que se dejaron
la virginidad en la primera verbena
saltando las brasas de san anton
se quemó con fuego alguna pareja
que ahora andan pregonados en los tablones
de las comidillas en el mercado
y en cualquier acera donde haya tres
que nunca las lenguas dejan quietas
muere el aburrimiento en las puertas
abiertas para no dejar pasar las moscas
y se empeña el calor en sofocar
cualquier atisbo de vida en esta tierra
y se empeña la intolerancia en desterrar
a la capital al que no se acepta
comun entre los demas
indolente ante la pasividad y la blasfemia

gataca

acogidos entre aromas
de incienso y mote con huesillos
pucha
un español en tu tierra
hablamos del pasado
de ancestros
y de otras vaguedades
entre los juegos
abandonados al ayuno voluntario
por no separarnos
por no vestirnos
nada mas queda
salvo el sudor
tu olor mi tibieza
tus besos de murcielago
mis lagrimas blancas
sobre tu pierna
besos de chocolate
compartiendolos llenos
masticados
juegos de cama
desayunos a medias
comidas a las siete de la tarde
sin prisas, telefonos
ni mierdas
dejando el mundo
a nuestras espaldas
santiago
la cordillera
recuerdos de dulce
piel sudaca que me alimenta
amante incansable
infatigable mirada de gacela
recogiendo tu pelo
entre los pliegues de mi pierna
desatando los nudos
que me llevan a tenerte
libre entre la niebla
por no ver ya
mas que el momento de entrar
de nuevo en tu abrazo
y sentir en mi espalda
tus eternas piernas

agonía

una sombra acecha
recuerda que el mundo
existe fuera
de las paredes del cuarto
arranco la pintura
inerte y amarilla
con la mirada
entretanto una araña
que se desploma
lentamente del techo
incita al movimiento
lo demás
muerto
corroido por el plomo
que disparaste hace tiempo
las balas de tu indiferencia
son cascaras de patata
que se acumulan bajo mi cama
y una hilera de recuerdos
desfilan por los pies
haciendome funestas cosquillas
aniquilado y en los huesos
ya me olvide de comer
solo espero un instante adecuado
para engancharme del todo
a tu recuerdo
aguardo enclaustrado
a que las leves brisas del infierno
me eleven
y preparo maromas
con las tiras del pellejo
por si tuviera mala suerte
y al elevarme volviera a caer
a esta tierra a la que ya
no pertenezco