en el recipiente que ocupo van depositandose compuestos diversos que se entremezclan con mayor o menor éxito, y cuando son demasiados rebosa cayendo por aquí algunos restos...de esa amalgama de pasión, odio, miedo, deseo o frio invierno, de sueños y restos

7.21.2008

adiós

adiós
paisajes desolados
espigas de cristal
que estallan
golpeadas por el viento

adiós
caminos infinitos
que suspiran
al crujir de las sandalias
campos de negras amapolas
acosadas por ejércitos
de rosadas luciernagas

adiós
rojas nubes insinuantes
con forma de mujer
postrada
cuya piel desprende
el aroma de un perfume
mezclado con saliba

adiós
tentación imposible
compañera espectral
ilusión onírica
cuyo aliento
exhala los últimos suspiros
del orgasmo

adiós a la imaginación

habitaré a ras del suelo

me gustas

me gustas cuando el primer sol
brilla en tus mejillas
mientras contemplas el infinito
desde la ventana
recien levantada
sosteniendo la taza de café
entre las mismas manos
que anoche me moldeaban
como un juguete de arcilla

me gustas cuando hablas
y las palabras suaves
se deslizan por el aire
haciendo bucles
cayendo como una hoja seca
hasta posarse en mis oidos

me gusta cuando me besas
dejando los labios un instante
suaves, calientes, humedos
pegados a mi rostro
sin afeitar
y tocas con la punta de la lengua
en un juego
que me hace sentir
fuegos artificiales
estallando en mi interior

me gustas

7.20.2008

tu

angostos pasadizos
de velada luz
donde se recogen los encajes
que resaltaban en la oscuridad
sobre tu cuerpo desnudo
y trenzo las imagenes
en una alfombra inverosimil
un collage con retazos
de tu recuerdo
a pesar del olvido
residen tatuajes en el aire
que solo se desvanecen
al abrir los ojos
aspiro los aromas del atardecer
y me abandono de nuevo
en tu sueño

7.14.2008

mujeres

Recostados sobre la ribera sembrada de una hierba ya reseca en Agosto del pobre rio que rodeaba el pueblo en la campiña manchega contemplabamos los últimos rayos de sol acostarse sobre el horizonte. El color de las nubes se iba tornando cada vez mas rosa formando unas estelas en el cielo muy caracteristicas de los atardeceres castellanos, en ese cielo amplio, carente del mas mínimo relieve montañoso que ose hacer competencia a la inmensidad del firmamento.
La cabalgada entre los cardos a lomos de un caballo tan fantástico como Clavileño nos había dejado agotados, aquella increible batalla en que armados con espadas de madera segabamos a destajo las cabezas de pinchos imaginando que eran sarracenos, infieles traidores invasores de nuestra patria que caían volando por los aires a cada mandoble certero repartido a diestro y siniestro. Corría el año 700 de nuestro señor y nosotros eramos caballeros a las ordenes del Cid, el Campeador, el más grande de los guerreros en la inagotable historia de España. Estabamos inmersos en la Reconquista y no por obtener riquezas, eso era vulgar, si no por el honor que otorgaba demostrar la bravura en la lucha.
De vuelta al pueblo caminabamos con paso tranquilo y José meditaba preocupado. Yo sabía que algo le pasaba por que hacía tiempo que nos conocíamos y le veía en otra parte, pensando alguna otra cosa que le tenía meditabundo.
-Qué piensas?- le pregunté directamente, sin ningún preambulo ya que la confianza lo exigía
-Bueno, hay algo que quería preguntarte..hace unos días. Recuerdas a Rebeca? la niña aquella morena, alta, con la que estuviste saliendo?
-Si, claro. Es vecina mía y aun me la encuentro a veces. Por?
-Pues es que yo también me la he encontrado. Y hemos hablado. La verdad que al principio casi todo sobre ti. Pero , no se. Ultimamente hablamos de más cosas. Es muy simpática.
-Si, lo se. Es una tia muy enrrollada además, le puedes hablar de casi todo.
-Veras. Es que me gustaría pedirle salir, pero... se que estuvo contigo, así que no se si te molestaría.
-Estuvimos poco tiempo.
-Ya, a mi me gusta mucho, pero sabes ? Si tu no quieres, si te resulta incomodo, no le pediré salir.
-Puedes hacerlo, de verdad que no me importa. Además ya te he dicho que me cae muy bien. Creo que sería tu tipo.
-Yo también lo creo. Pero no quiero que una mujer acabe con nuestra amistad.
-Eso nunca sucederá. Mujeres hay muchas y si alguna vez una de ellas lo intenta, esté contigo o conmigo, la dejaremos y nos buscaremos otra.
-Si, nunca una mujer será más importante que nosotros.
-No, nunca.
Cerramos estás palabras con un apretón de manos. Teniamos catorce años. Y mucho que aprender de la vida.

7.07.2008

alicia


Atravesamos inviernos exiliados del mundo de la resignación donde la gente construye dias con moldes de escayola. Vagando por caminos de incertidumbre en busca de un final indefinido, condenados a infinitas vigilías desde la atalaya de la soledad, deambulamos por las entrañas de la desolación incapaces de atesorar mas motivos para un nuevo día que el anhelo de que algo realmente excepcional acaecería.

Como abrojos de huesos y carne, sueños y desilusiones, en manos del vendaval del destino nos dejamos arrastrar por desiertos inhóspitos intentando atenazar el mas mínimo escollo de esperanza para adherir a él todas las intenciones expirando gotas de sudor que dejamos caer en forma de tinta sobre algunos papeles arrugados en esta fatigosa diaspora.

Ríos interminables de aguas fangosas, de infinitos capilares, de recodos adversos, obtusos, que avanzan inexorables hasta desembocar en una balsa de agua parda, espejo de esperanzas y anhelos donde se halla la austera cabaña en la que ahora nos encontramos.

Ese día que nuestras plumas se cruzarón compramos un billete de ida a la penumbra de esta choza abandonada donde nuestras manos dialogan mientras pintamos versos en el aire caldeado de la habitación, las rimas asonantes que claman nuestros cuerpos revolotean como polillas depositandose en los oidos como una insignificante pluma de gorrión que cae zigzagueante sobre un petalo de amapola. Asi caen mis besos enamorados sobre la piel melocotón de tu espalda ribeteada por la estela de un haz de luz de luna, reflejos que insinuan ardientes deseos en mi interior mientras mis ojos acarician la desbordante curva de los costados que resbalan como un torrente de placer y perdición hasta tus caderas, esas caderas que saben bailar al son de mi cuerpo, en una danza gloriosa imposible de arrojar al cajón del olvido, danza tatuada eternamente en el coralino de las pupilas del recuerdo....

a ti alicia, por hacer realidad lo que soñé tantas veces....

7.02.2008

rebeca

Rebeca hace un año y recuerdo bailes por la noche bajo la luz de la luna, recuerdo risas y juegos, amores y fantasías, hasta que aquel invierno atroz se apoderó de tu vida.

solo pude abrazarte antes de la despedida, nada pude hacer por traerte de nuevo de aquel estado de agonía.

aquel espectro en que te convertiste apareció poco a poco como una metamorfosis, la princesa que eras se impregnó del veneno de la apatía y tus ojos verdes pasarón por la escala cromática hasta detenerse en un tono gris urbano que acompaña a las almas vacias.

Las manos vivas perdieron sus movimientos, los dedos agiles que antes eran luciernagas revoloteando en la noche quedarón inertes, y esas extremidades inanimadas se hallaban posadas habitualmente sobre tus rodillas, sujetando los huesos que cada vez se adivinaban con más nitidez a través de la piel excesivamente fina.

Lo que en otro tiempo fue manantial que rebosaba quedó convertido en una laguna atacada por la sequía, resquebrajado el fango con los animales agonizando, en movimientos estertoreos, sacudiendo la cola como peces que se axfisian.

Ni si quiera el último intento de traerte con nosotros sirvió de mucho, bailamos en la gran via frente a todos los teatros, esos a los que te gustaba ir, donde te miraba de soslayo sonreir ante cualquier frase genuína, bailamos un vals de despedida, alumbrados por los colores del neón, bajo la lacónica mirada de maco, el mono, y de algunos transeuntes, antes de que te llevara la muerte a otro mundo donde quizás ya no sufras por que tiene sentido la vida, donde quizás puedas librarte de las terribles garras de la melancolía.