en el recipiente que ocupo van depositandose compuestos diversos que se entremezclan con mayor o menor éxito, y cuando son demasiados rebosa cayendo por aquí algunos restos...de esa amalgama de pasión, odio, miedo, deseo o frio invierno, de sueños y restos

9.21.2008

nerea

Una vieja se acerca con la mano extendida pidiendo limosna a la vez que profiere inconexas frases relativas a pretendientes a los que rechazo por amenazar su preciada virtud, mientras camina hacia mi intermitentemente mira hacia un lado como si aun estuviera a su lado aquel apuesto galán que solo pretendía lo que los hombres pretenden de las mujeres. Me deshago en un zig zag de su presencia y continuo deambulando por las calles del centro.

El sol ya se ha puesto hace rato y el encerado refleja la luz de las farolas dando al ambiente una tonalidad amarillenta. Ha llovido y el aire que se respira no está tan cargado como habitualmente del salitre que llega por la bruma del puerto en las primeras horas del ocaso. Al pasar por los jardines de la catedral el frescor del ambiente se mezcla con el olor de los naranjos y mi melancolía se mitiga ante el festival olfativo que se ofrece de repente. Me detengo. Entorno los ojos y levantando ligeramente la nariz olfateo el aire como un lobo que busca el rastro de alguna presa. En un instante me siento tentado de aullar pero no quisiera acabar con una camisa blanca anudada por detrás así que me limito a hacerlo mentalmente y el aullido resuena por todas las callejas hasta rebotar en las murallas del castillo de Gibralfaro.

Saco las manos de los bolsillos y sin darme cuenta las dejo extendidas sobre mi vientre por encima de la camisa. Se deslizan lentamente hacia el pecho en un movimiento mimético de las manos de ella, que tantas veces las pasó por ahí cuando estábamos tumbados en la cama, entregados al descanso después de hacer el amor, manejando caricias cómplices que ayudaban a reducir el ritmo respiratorio tan acelerado por la pasión.

Sonrío recordando las risas. Me estremezco recordando los orgasmos. Muerdo mi labio inferior recordando algunos de sus besos. Y en la penumbra del jardín observo unos ojos brillantes de algún gato mal encarado que me recuerdan los suyos. Felina en todos los sentidos. No hubo manera de retenerla y como el gato indomable cuando llegó su hora sin mas avisos desapareció del tejado.

9.05.2008

pompas de jabon

alargue los sueños
y pase mis manos bajo tu almohada
buscando los excesos
que se demarraron la ultima noche
encerrado en los aromas
de la locura infinita de tus curvas
las ilusiones se deslizan por la piel
ignorando cuanto pasa alrededor
provocando pompas de jabon
que nos recogen
y hacen que todo brille
en tonos multicolores