en el recipiente que ocupo van depositandose compuestos diversos que se entremezclan con mayor o menor éxito, y cuando son demasiados rebosa cayendo por aquí algunos restos...de esa amalgama de pasión, odio, miedo, deseo o frio invierno, de sueños y restos

7.14.2008

mujeres

Recostados sobre la ribera sembrada de una hierba ya reseca en Agosto del pobre rio que rodeaba el pueblo en la campiña manchega contemplabamos los últimos rayos de sol acostarse sobre el horizonte. El color de las nubes se iba tornando cada vez mas rosa formando unas estelas en el cielo muy caracteristicas de los atardeceres castellanos, en ese cielo amplio, carente del mas mínimo relieve montañoso que ose hacer competencia a la inmensidad del firmamento.
La cabalgada entre los cardos a lomos de un caballo tan fantástico como Clavileño nos había dejado agotados, aquella increible batalla en que armados con espadas de madera segabamos a destajo las cabezas de pinchos imaginando que eran sarracenos, infieles traidores invasores de nuestra patria que caían volando por los aires a cada mandoble certero repartido a diestro y siniestro. Corría el año 700 de nuestro señor y nosotros eramos caballeros a las ordenes del Cid, el Campeador, el más grande de los guerreros en la inagotable historia de España. Estabamos inmersos en la Reconquista y no por obtener riquezas, eso era vulgar, si no por el honor que otorgaba demostrar la bravura en la lucha.
De vuelta al pueblo caminabamos con paso tranquilo y José meditaba preocupado. Yo sabía que algo le pasaba por que hacía tiempo que nos conocíamos y le veía en otra parte, pensando alguna otra cosa que le tenía meditabundo.
-Qué piensas?- le pregunté directamente, sin ningún preambulo ya que la confianza lo exigía
-Bueno, hay algo que quería preguntarte..hace unos días. Recuerdas a Rebeca? la niña aquella morena, alta, con la que estuviste saliendo?
-Si, claro. Es vecina mía y aun me la encuentro a veces. Por?
-Pues es que yo también me la he encontrado. Y hemos hablado. La verdad que al principio casi todo sobre ti. Pero , no se. Ultimamente hablamos de más cosas. Es muy simpática.
-Si, lo se. Es una tia muy enrrollada además, le puedes hablar de casi todo.
-Veras. Es que me gustaría pedirle salir, pero... se que estuvo contigo, así que no se si te molestaría.
-Estuvimos poco tiempo.
-Ya, a mi me gusta mucho, pero sabes ? Si tu no quieres, si te resulta incomodo, no le pediré salir.
-Puedes hacerlo, de verdad que no me importa. Además ya te he dicho que me cae muy bien. Creo que sería tu tipo.
-Yo también lo creo. Pero no quiero que una mujer acabe con nuestra amistad.
-Eso nunca sucederá. Mujeres hay muchas y si alguna vez una de ellas lo intenta, esté contigo o conmigo, la dejaremos y nos buscaremos otra.
-Si, nunca una mujer será más importante que nosotros.
-No, nunca.
Cerramos estás palabras con un apretón de manos. Teniamos catorce años. Y mucho que aprender de la vida.

1 comentario:

Anónimo dijo...

probando